#BARRADEOPINIÓN

edrich

La vez pasada, se habló de respeto, que es, por lo menos, en lo personal, un punto muy importante para hacer bien cualquier actividad, aún sea un hobbie o  incluso, nuestra forma de vida, por ello, hasta el día de hoy, yo me siento bendecido por la oportunidad que he tenido de compartir un ring con esos ídolos de antaño, con esas hoy conocidas leyendas que en su momento, fueron para mi, un motivo ideal para tomarle el amor a este mundo de la lucha libre.

Como señalé la semana anterior, no todos los referees suelen ser ex luchadores, en mi caso, salí de las tribunas para un día, sin esperarlo, ser parte de este mundo, ya sobre un ring, y vaya que fue complicado no dejarse llevar por la pasión y por esos recuerdos de viejas tardes en aquellas Arenas donde gente que hoy es leyenda, de repente se encontraban ahí, con la humildad que debe caracterizar al hombre de éxito, y por supuesto, que mi mente viajaba a esos momentos donde solo podía apoyarlos con gritos, recordando como sufrí sus derrotas y como sentí mías sus victorias.

Pero el respeto va mas allá de esos recuerdos, uno, cuando sube al ring, le debe el respeto en primer lugar a la gente que se da lugar en un punto específico para disfrutar un espectáculo digno y profesional, ahí, como referee, no importa si ídolos de la infancia, debe ser uno totalmente imparcial, aún cuando al final, tu propio ídolo te reparta un recordatorio familiar, pero la gente es lo más importante, y desgraciadamente no todos se dan cuenta de ello, siempre he creído que sin la gente, una función sería un grupo de adultos disfrazados y dando maromas sobre un ring, pero cuando uno le da el valor a ese aficionado que está ahí, gritando, disfrutando o sufriendo una función, es cuando se deja a un lado la categoría de aprendiz, y se convierte en un verdadero profesional.

Pero…¿Cómo se llega a este punto? Bien, a lo largo de la vida, siempre escuche que las oportunidades se presentan una vez en la vida, y cuando yo tuve la oportunidad, la tomé, sin imaginar siquiera el camino que me esperaba, tuve la fortuna de conocer a mis ídolos, a los luchadores de moda, a los que empiezan, a los que se forjan un lugar en la horda independiente, en fin, para mí, todo aquel que sube al ring merece el mismo respeto, porque muchos suben, pero igual no todos bajan, en señal de una entrega al público que es quien hace posible todo este mundo.

Ser profesional, no es solo cobrar por una actividad, es prepararse, estudiar, aprender, actualizarse, preocuparse por su imagen, por mejorar su desempeño sobre el ring, muchos referees, y lo tengo que decir, no ven esto, y se suben pensando que su labor es mínima o insignificante, y se les olvida que de ellos depende una buena lucha, o incluso, evitar una lesión de consecuencia, ese profesionalismo se gana, precisamente respetando una actividad tan hermosa como la lucha libre y aceptando el rol correspondiente, cuando un referee quiere sobresalir de los luchadores, es señal sin duda, de una mala función o de poca  capacidad de quienes portan una máscara o lucen una vistosa cabellera sobre el ring, no, el referee no es el show ni el punto central, pero sí, es un excelente referente de la seriedad de una función, el referee que sube en pants, con su playera rota o sus tenis corroídos, demuestran que tienen amor por esto, pero que el respeto se quedó en otra maleta, nadie va a ver al ser querido sin esmerarse en lucir bien, porque una cosa es la confianza y otra, la indiferencia.

Conocer a nuestros ídolos es una oportunidad genial, pero trabajar con ellos para que la gente los siga reconociendo como lo que son, ese, es el mejor precio de un profesional sobre el ring…